Juan y Rosaura son dos niños que luchan por sobrevivir junto a sus padres y sus demás hermanitos sumergidos en una precaria situación.
Ambos asisten a la escuela en la comunidad de Bonga Centro, pero mientras ellos se esfuerzan por estudiar, sus padres tienen que ver qué hacen todos los días para poder darles de comer a sus 7 hijos.
Juan no tiene zapatos para ir a la escuela, pero esto no es impedimento para él, porque camina por más de 25 minutos un largo sendero, donde cruza pequeñas quebradas hasta llegar al plantel para recibir clases. Nos encontramos a la madre de estos pequeños, María Matilde Vargas, justo cuando iba camino al río a lavar las pocas mudas de ropa que tienen. Ella nos recibió en su casa, un rancho, donde sólo se veían unas pailas vacías en el suelo, unas leñas tiradas que daban señal de que se trataba de un fogón, una hamaca guindada, y en la parte de arriba del rancho varias tablas que hacen el papel de camas.
Pero la situación de ellos se pone peor cuando el jefe de la casa sale a buscar unos reales, y tan sólo logra conseguir 4 balboas que no le alcanzan para mucho.
María dijo que este año no pensaban mandar a los niños a la escuela porque no tenían nada, pero gracias a unos vecinos que les donaron algunos cuadernos han podido asistir.
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