La desilusión se debe a que todos los años llegan a su humilde casa, en Tonosí, a llenarle papeles para ayudarla, pero todo queda en promesas por parte de las autoridades.

Ella afirma que ha perdido la esperanza de que algún día mejore su hogar, porque no hay nada de respuestas concretas.

Esta mujer vive en una casa de tabla, techada con un zinc dañado, que en invierno pareciera que llueve más adentro que afuera.

Para comer, recoge arroz de los cultivos que existen en Tonosí, porque el salario de revendedora de billetes de lotería no le alcanza para vivir y criar a sus tres últimos hijos que están en la secundaria.

Hasta el momento no tiene dinero para enviarlos a la escuela, mucho menos comprarle los útiles.

La señora Carmen cuenta que gana 10 centésimos por cada billete que vende y es la única entrada económica a su hogar.

El padre de sus hijos está enfermo y a duras penas puede caminar. En tanto, sus hijos mayores no lograron estudiar y hoy también presentan problemas económicos, por lo que escasamente le ayudan en lo que pueden.

Por ello, los moradores de Tonosí, que conocen este drama, piden al Gobierno o a cualquier persona caritativa que ayude a esta humilde familia.