Desde su lanzamiento, estoy viendo con lupa el show matutino de TVN, Buenos Días. He analizado sus contenidos, la evolución o estancamiento de sus talentos, su estrategia para captar audiencias y sí, por supuesto, a la gente que invitan. Una de las características de los show revista, de entretenimiento o familiares es que quienes sintonicen los sientan parte de ellos y logren la empatía necesaria.
Tengo que reconocer que, a pesar de todas sus evidentísimas debilidades, Buenos Días ha mejorado "algo". Han incluido, para balancear lo que yo denomino un circo, segmentos con profesionales muy bien capacitados, presentándolos de forma ligera, entretenida y con buen ritmo. Su mayor acierto -hasta ahora- son las notas que presenta su intrépida reportera 'Daryhen Melgar' que no solo son bien producidas y hasta interesantes, sino que educan de manera entretenida. Logra un agradable balance entre el contenido del reportaje que nos presenta y ella en él.
Yo sigo creyendo y afirmando, después de casi 30 programas, que su segmento de 'la vecina' es nefasto y por ello pasó la asquerosidad que pasó ayer con el diputado Sergio Gálvez, cuando él, con su característico lenguaje, respondió una "animalada" a las preguntas con doble sentido que le hacía "la vecina". Y es que con vecinas así en televisión, ¿para qué se quieren enemigos? Si a este personaje (auto bautizado el búfalo y eso celebrado por periodistas y presentadores que lo entrevistan) - en un programa supuestamente familiar como este - le hacen preguntas asquerosas y con doble sentido, él por naturaleza e instinto va a responder igual. Si a él le formulan preguntas correctas, no le quedará más que ser correcto. Punto. Y no, no es que la vecina no sea talentosa, ¡no!, es que lo que hace, lo está haciendo mal. No pueden olvidar que es un programa en una franja familiar donde se supone que buscan entretener con diversión a la familia. Televisión familiar no permite doble sentido y menos animaladas que se pueden evitar.
Algirimo, su chef, aunque le cueste mucho hacer las menciones de los patrocinadores y cocinar a la vez, ha mejorado día a día. Está mucho más suelto, su comunicación corporal está menos rígida, habla con mayor fluidez y tiene buena proyección a cuadro. Por el horario en que transmiten y la audiencia a la que llega, hace falta recetas menos complicadas sin dejar de ser exquisitas, sin embargo, el señor está educando, y mucho, con algo que puede parecer tonto, pero no lo es. El chef de Buenos Días, antes de iniciar su segmento invita y se lava las manos. Este en un gran mensaje de salubridad que le aplaudo.
Roly, Andrés, Andrea y Ana Lucía están encontrando, por lo menos en pantalla, el punto de equilibro en sus funciones dentro del show. Cada vez es menos evidente la intención de robar cámaras de los anchor principales y están canalizando sus talentos y hasta debilidades a lo que cada uno sabe hacer y quiere proyectar. Lograr este equilibrio es clave para que la audiencia les crea lo que hacen y uno realmente los sienta parte de nuestra familia.
A Buenos Días le urge incluir más contenido. Tienen la obligación, por respeto a su audiencia, de hacerlo para no quedar como un espacio más de gente que salta y baila en televisión. El reto no solo es ser diferente y hacer reír. Es hacer reír dejando algo, aportando algo. Solo así se puede decir que le dejamos unos buenos días a la audiencia.
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