"Tinte", como le dicen a su hijo, formaba parte de la pandilla de Barraza; mientras que Chabriel a la de Calle 17 El Chorrillo, mejor conocida como "La Callecita". Ella relató que antes no podía dormir tranquila, porque cada vez que escuchaba una balacera, salía a la calle en busca de sus hijos, siempre pensando en lo peor.

Hoy, esta madre chorrillera puede estar tranquila, porque gracias a Dios ellos abandonaron las calles y pertenecen a la pandilla de Dios, ya que se encaminaron en el cristianismo. Ahora afirman que pueden caminar por lugares donde antes no podían.

Gracias al programa "Yo Perdono", que ya se desarrolló en Patio Pinel y que ahora se implementa en la iglesia Casa de Adoración de Calle 27 El Chorrillo, Nixia puede dar testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida.

Esta iniciativa consiste en reunir a todas las madres chorrilleras que tengan hijos en pandillas y, en conjunto con la pastora Dalia Vivero y la Policía Nacional, pretende puedan dar un giro a sus vidas.

Esa realidad no la comparten los jóvenes de Calle 23 El Chorrillo, quienes, a través de una conversación, expresaron que es imposible salirse de los conflictos entre las pandillas. Afirmaron que por estar en bandas viven con la secuela de que no pueden caminar en otros lugares del sector.

Por otro lado, dos grupos de 20 miembros pandilleros participan de programas organizados por el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) para obtener charlas de crecimiento personal, para que después puedan ingresar a talleres del INADEH.

En este programa están jóvenes de bandas como Vietnam 23, Iraq 28, Bagdad, La 15 pisos, Los Niños del Silencio, Los Bebé, Los Rugrats, La Banda del Patio Sucio y Patio Pinel.

Los jóvenes adujeron que la mayoría de los conflictos son por situaciones que les han hecho a algún familiar y expresaron que logran obtener armas de fuego para protegerse de sus rivales.

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