Como todos los años, el Jueves Santo, en todas las iglesias de Panamá, se celebra el lavatorio de pies.
Ayer, dentro de la tradición católica, se desarrolló en la iglesia San Antonio de Padua la última cena, e inició lo que hoy conocemos como Eucaristía.
En esta misa se hace paréntesis en lo que fue la humildad que tuvo Jesús con sus apóstoles, al lavarle los pies y enseñarles que es mejor servir y no ser servido.
También representa el inicio de la vida sacerdotal, importante para poder llevar una vida más cristiana; igualmente, representa el papel de los sacerdotes como cabeza de cada parroquia.
Este acto culminó con la procesión que recorrió las principales calles de Betania, y donde sólo participaron los hombres, en completo silencio.
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