La esquina
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Redacción
| DIAaDIA
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Ha pasado la euforia por la muerte del Papa Juan Pablo II, ya su cuerpo reposa en la que fuera la sepultura de Juan XXIII, en el Vaticano. Ahora comienza para la Iglesia y los católicos la difícil tarea de seguir su legado. Los cardenales, por un lado, deberán tomar en cuenta criterios de selección que no impliquen favoritismos por un país en especial, mientras que los católicos de todo el mundo deberán estar alerta para que, en la medida que su fe lo permita, sean los fiscalizadores de las actuaciones del máximo jerarca que, como todo ser humano, es susceptible de errar.
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