Un grupo de vándalos se introdujo en horas de la noche al plantel, forzando los candados de un baño, que temporalmente estaba sirviendo como depósito de pinturas. Los intrusos vertieron la pintura en los cubos de trapear, sumergiendo el trapeador y, posteriormente, pasándolo por los pisos y paredes recién pintadas de la escuela y la cancha deportiva.

No conformes con esto, abrieron uno de los salones, donde se guardaban los boletines y documentos de estudiantes egresados y los quemaron y, a modo de mensaje, escribieron en el tablero del salón: "Van a morir".

Eugenia Calderón, directora de la escuela, contó: "Nos encontramos con que la escuela estaba vandalizada, se metieron a un salón donde tenemos los archivos del 2003 para atrás".

Personal de la DIIP y de la Policía Nacional llegaron al lugar, para investigar el hecho y recoger evidencias. En el lugar había huellas de pisadas con rastros de pintura.

La Lic. Calderón cree que todo se trata de un acto de maldad, pues aunque lograron ingresar al plantel, no se llevaron ningún equipo en especial, a excepción de unos pedazos de cobre de una fuente de agua que aún no había sido instalada.