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  miércoles 27 de abril de 2005 enviar por email versión para imprimir
  OPINION
HISTORIA
Vidrios rotos

Redacción | DIAaDIA

Un anciano había perdido a su esposa y vivía solo. Había trabajado como sastre toda su vida, pero ahora era tan viejo que ya no podía trabajar.

Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta. Tenía tres hijos varones, pero se habían casado y estaban tan ocupados, que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por semana.

El anciano estaba cada vez más débil y los hijos lo visitaban cada vez menos.

No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo sea una carga. Entonces, trazó un plan. Fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande. Luego fue al cerrajero para que le diera un cerrojo viejo. Después pidió al vidriero todos los fragmentos de vidrio que tuviera.

Se llevó el cofre a casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina. Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.

¿Qué hay en ese cofre?- preguntaron. Oh, nada -respondió el anciano- sólo algunas cosillas que he ahorrado.

Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años susurraron.

Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro. Se turnaron para vivir con el viejo y así cuidar el cofre. Al fin el padre enfermó y falleció. Cuando terminó el funeral, encontraron la llave y abrieron el cofre lleno de vidrios rotos. Pero el hijo lo volcó y en el fondo leyeron: “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Sintieron vergüenza porque el padre tuvo que engañarlos para que lo cuidaran. ¿Lo haces tú?

 

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