Elizabeth es una mujer humilde, que vivió el terror de casi perder a dos de sus hijas por una casualidad, pero "gracias a Dios" las pequeñas Karen y Zaray volvieron a los brazos de su madre.
El pasado miércoles, se realizó un sorpresivo allanamiento en el edificio 2 de Patio Pinel. Mientras buscaban armas y maleantes, encontraron a dos pequeñas solas en uno de los apartamentos, por lo que las autoridades se las llevaron. Al preguntar por la madre, las niñas y una vecina respondieron que ésta se encontraba en la escuela de su hija mayor.
LEÑA DE UN ARBOL CAIDO
Duras fueron las críticas de algunos medios, que incluso llegaron a inventar que las menores se encontraban amarradas y amordazadas. Indignada y herida en su orgullo de madre, Elizabeth tuvo que aguantarse los comentarios de algunos desconocidos, que la juzgaron sin saber la verdad. "El jueves, mientras estaba en el bus, escuché a una mujer decir "esa mujer chu... de su madre... cómo va a hacer eso", "lloré en silencio", cuenta Eli, como la llaman vecinos y amigos.
REALIDAD DE UNA HUMILDE FAMILIA
Elizabeth, quien lleva apenas un mes de haberse mudado, todas las mañanas iba a dejar a la escuela a sus dos hijas: Corina, de 8 años, y a Karen, de 5, quienes cursan tercer grado y kinder. Eli siempre se llevaba a la más pequeña con ella. Cuando no podía llevársela, la dejaba bajo el cuidado de una de sus vecinas, con quien había hecho buena amistad. Esa mañana, había una reunión de padres de familia en la escuela de Corina. Karen había caído enferma días atrás con un resfriado, por lo que estaba incapacitada. Como había amanecido nublado, Eli prefirió dejar a sus dos hijas en casa, no sin antes prepararles lo único que encontró para darles: una sopa china, pues las cosas en casa estaban apretadas. Esa mañana, antes de partir, le dijo a su vecina que las vigilara. Minutos después, los policías golpeaban a su puerta...
HUMILDE, PERO HONRADA
Elizabeth es una dominicana que lleva diez años de vivir en Panamá, y quien siempre ha buscado su propio sustento honradamente. Desde que su negocio quebró, se ha dedicado a realizar trabajos de belleza entre sus antiguas clientas y amigas; con eso ayuda a su esposo. Aunque ahora las cosas no marchen tan bien económicamente, la familia está unida y feliz. Las vecinas son fieles testigos de que Eli daría su vida por sus hijas.
EL REENCUENTRO
La felicidad se desbordaba de los corazones de padres e hijas, cuando ayer al mediodía volvieron a encontrarse. El día anterior se dedicó a buscar pruebas de que no las había descuidado, para presentarlas en el juzgado. Emocionadas, Karen y Zaray abrazaban a sus padres, y les tocaban el rostro, como si no pudieran creer que fueran ellos, con quienes no pudieron pasar la noche anterior.
El susto sirvió de escarmiento y Eli quiere mudarse para dar una vida mejor a sus hijas.
CALUMNIA
Elizabeth exige que se limpie su nombre. "Esos cordones que sacaron en la tele no eran para amarrar a mis hijas, sino para las colchonetas", explica.
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