Hermosa labor. "Reconozco que no es fácil verme sin cabello, pero aquí me siento especial", expresó muy emocionada la señora Gladys Atencio, de 56 años. Ella padece de cáncer de cuello uterino y a causa de las constantes quimioterapias, ha tenido que ver cómo su cabellera se va perdiendo.
Afortunadamente, un pequeño lugar logró que Atencio se sintiera bella y apoyada. Y es que en el salón de belleza Martha Stella (del Hospital Oncológico Nacional), más que colocar lindas pelucas sobre las cabezas rapadas de las pacientes, es un sitio en donde las mujeres se sienten hermosas y buscan refugio ante la tristeza que las aqueja.
EXPERIENCIA
Algunas de las chicas que atienden a las pacientes son sobrevivientes, pues han vencido en diversas ocasiones el cáncer.
Este salón de belleza tiene 11 años de recibir a más de 20 pacientes por día, las cuales buscar tener una mejor apariencia.
COMPROMISO
El servicio es gratuito, después de la primera quimioterapia se recomienda raparse el cabello y colocarse la peluca. Técnicamente cuesta $5.00, pero cuando la clientela la regresa se le devuelve el dinero. A su vez, hacen cortes de cabello, manicure, maquillaje y ponen pañoletas.
EMPATIA
Venus Tejada, estilista del lugar, manifestó que hay veces que algunas mujeres se deprimen cuando ven desaparecer su cabello; sin embargo, a medida que la máquina pasa por su cabeza, ellas se encargan de darles apoyo y les explican todo lo relacionado con el cuidado de las pelucas.
VOLUNTARIAS
Cada una de las peluqueras y la manicurista del salón atienden de manera voluntaria los lunes y miércoles.
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