No tiene quejas de su negocio. Su edad no ha sido impedimento para que José Arlunduaga, haya salido adelante.
Este vendedor de "hot dog" y chichas, inició en el negocio en 1999 junto a otro amigo que se hizo su socio. Entre los dos invirtieron 500 dólares para empezar vendiendo con una carretilla. Al cabo de un tiempo, cuando las ventas se lo permitieron compraron otra carretilla y ahora cada uno trabaja independiente, aunque siempre mantienen el contacto.
Arlunduaga, de 48 años, manifestó que siempre trata de mantener la higiene y ofrecer un buen producto, siendo esta una de la razones por las que le va bien. Admite que su negocio es rentable, ayuda a sus hijos y nietos con lo que gana.
Por otro lado, el trabajo es bastante duro. Se levanta desde las 5 de la madrugada, para ir al local donde guarda la carretilla. Luego va al supermercado a comprar los productos, los prepara y desde las 9 a.m., está en la calle vendiendo.
Se ubica en la esquina del Tribunal Electoral en Avenida Cuba hasta las 3 p.m. Luego se va a la 5 de mayo y de 6 p.m. a 7: 30 p.m., vende en los alrededores de la Delta que está en el restaurante Boulevard, en Avenida Balboa. Labora de lunes a viernes.
José es un caballero humilde, optimista, siempre muestra amabilidad a sus clientes, pues en definitiva es a ellos a quien se debe. Su aspiración es superarse más, en su mente está tener un negocio más grande y más rentable.
BUEN ESTADO
Los fines de semana se dedica a darle mantenimiento y limpieza a su carretilla.
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