González nació en Guayabo de Valle Riquito, en Los Santos, pero cuando tenía tres años su mamá falleció teniendo que vivir con su padre y un hermano mayor que él.

Así fue como se vinieron a Panamá. Ellos vivían en Cañitas de Chepo, pero su padre regresó a Tonosí dejándolos solos. "Ahí fue que mi papá me abandonó, en esa montaña de la Loma del Macho y como me sentí abandonado, me fui para río Piragua sin conocer".

Solo y en medio de la naturaleza tuvo que aprender a subsistir alimentándose de las frutas del monte y de la pesca de camarones, enfrentándose muchas veces a peligrosos animales, pues él fue la primera persona que llegó a vivir al lugar.

Tiempo después, Eduviges conoció a un cauchero llamado Juan Mercado. Así fue como el niño, de sólo 5 años, empezó a trabajar el caucho, material con el que se hacía parte de la vestimenta y la otra la complementaba con sacos de arena. Sin embargo, Mercado también se fue del lugar.

"EL MUCHACHO INVISIBLE"
Más tarde, cuando ya tenía un poquito más de edad, un señor llamado Enrique Caballero se fue a vivir a río Piragua. Así Eduviges conoció a sus primeros amigos, los hijos de Caballero, que le decían que él era silvestre. "Yo salía a jugar con los hijos de él que decían: viene el muchachito invisible", "Eso no es cosa buena porque tiene el cabello por las nalgas y es belludo", y lo relacionaban con un duende.

Ellos le cortaron el cabello y poco a poco empezó a socializarse porque "me ponía mal la conversa con gente", expresó.

Eduviges logró conocer los secretos de la naturaleza y aunque nunca fue a la escuela, no duda en decir que "no sé leer, pero inteligencia tengo", agregando que "nunca me pasó nada malo. Ningún tigre me comió y ninguna culebra me mordió".

SU FAMILIA
Ya hecho un hombre, González regresó a Tonosí. Allá conoció a Emilia, quien es la madre de sus cuatro hijos.