Peor fue mi remedio que la enfermedad. Huyéndole a los regaños de Álvaro y Maritza (Telemetro), a la pereza que provocan Alexandra, Eduardo y ahora Iván (TVN) y al mal gusto y a la falta de respeto que caracterizan a Debate Abierto (RPC), recurrí a RCM y quedé patidifuso, casi llamando de urgencia al 911 al escuchar y ver a Bianca Tapia y Enrique Pareja. Inicialmente, justificaron los desaciertos y errores apelando a que con el tiempo veríamos mejoras, pero pasó el tiempo y nada. Bianca Tapia parece que ahora lo que sí tiene es 'pepitas en la lengua' porque se enreda tanto al leer que es imposible poder entender lo que nos quiere presentar. O el redactor de las 'intros' tiene un gravísimo problema de redacción o ella tiene un problema de visión o tiene un problema de dicción. Enrique Pareja sigue viéndose como un robot 'transformer'. Su comunicación corporal sigue siendo nula, no transmite ni pasión, ni conocimiento ni nada. Ya es tiempo de que decidan competir y de que Julio Miller "encuentre una solución" porque ese inserto forzado de informativo no le aporta nada, absolutamente nada a su "show".
Pero huyéndole al terror que me causó maltratar mis ojos con RCM, busqué 'dizque' ayuda en Canal Plus 35 y ahí sí que terminé de deprimirme. Su franja 'dizque informativa' se inicia con una cosa rarísima que se llama 'Primera Plana', después le sale algo tenebroso que se llama 'Habla y te salvas' (del que ya les escribí) y rematan con un mal invento que se llama 'La Voz del Pueblo', en el que el presentador levita con la cantidad de halagos que le hacen vía telefónica su audiencia y las que el mismo se hace... en nombre del pueblo. Algo rarísimo pasa en estos espacios, no hay ni una sola llamada en contra de ellos ni del Gobierno. ¡Wow! Son espacios expertos en criticar, pero muy susceptibles a las críticas a ellos. En ninguno de estos tres terroríficos programas hay producción, una buena escenografía, ni siquiera una señal lejana de conocimientos de técnicas de televisión, dicción, comunicación corporal ni mucho menos calidad. Lo que sí sobra es una abominable, tenebrosa, misteriosa y disfrazada campaña de relaciones públicas al Gobierno de turno.
Nuestras mañanas televisivas se están convirtiendo en espacios y momentos de terror. Nos repiten lo mismo del día anterior. Las denuncias ciudadanas las están convirtiendo en patéticos "shows" de corregidurías. Los presentadores y seudoconductores quieren ser los protagonistas de las noticias. Los espacios de opinión no cumplen con las características que definen los programas de este género y algunos recurren al irrespeto disfrazado de bromas. Los 'anchor' opinan de las noticias y algunos le preguntan al entrevistado y ellos mismos responden. Todos son analistas-opino de todo y siguen recurriendo a fuentes orales sin moral alguna para criticar o analizar porque sus actuaciones públicas le restan méritos para hacerlo. Se está recurriendo a lo fácil, al mal gusto, a la desinformación, a las relaciones públicas disfrazadas de noticias, inclusive, a desprestigiar el ejercicio del periodismo porque no saben, no quieren o no respetan lo que es su propia credibilidad.
Antes, en las noches, las televisoras recurrían a casas cinematográficas para comprar películas de suspenso y terror, ahora parece que decidieron ahorrarse esas compras y han convertido sus espacios matutinos en tenebrosos momentos de espanto. ¡Auxilio!
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