Pérdidas. Esto fue lo que sufrieron algunos vendedores de hamburguesas, chorizos y platanitos, que a pesar de la advertencia de que no habría público en el Estadio Remón Cantera, se arriesgaron a invertir con el objetivo de ganarse algo para alivianar la situación económica en sus hogares.
Ventas
Su suerte fue poca, ya que llegaron desde muy lejos, pero no pudieron vender sus productos.
La señora Maritza Santos vino desde La Colorada, en Santiago de Veraguas. Ella lleva años dedicándose a la venta de hamburguesas y frituras en estas actividades, de esta forma garantiza el sustento de su familia.
En esta ocasión, las cosas le salieron mal, comenta. Era el séptimo episodio y no había vendido ni siquiera un chorizo. La mayor parte del dinero que tenía lo había invertido y ahora no sabe qué hará.
Igual suerte corrió Centeno Beltrán, oriundo de Barrio Lindo en Aguadulce, quien con mucho esfuerzo reunió 50 dólares y los invirtió en platanitos fritos, los que no logró vender. Esto no se lo esperaba, pues por primera vez en su vida le fue mal.
Otros vendedores de comida rápida no se arriesgaron y optaron por no invertir su dinero.
FANATICOS
Dentro del estadio solo se encontraban los periodistas de medios escritos, radiales y televisivos; además de los representantes de Pandeportes y los jugadores de ambos equipos.
Las pantallas de televisión estaban en los portales de las residencias; las barandas de los camiones estaban repletas de seguidores. Pero lo más curioso era observar cómo personas de la tercera edad hacían todo lo posible por escalar y no perderse ningún detalle del juego.
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