Sólo hice falta echar una mirada a la casona por dentro para percatarse de que no es apta para que una persona viva dignamente.

Pasillos oscuros, plumas botando agua las 24 horas al día, servicios inservibles y basura por doquier son algunos de los sufrimientos que tienen que aguantar los residentes. Algunos de ellos, porque no tienen recursos para aspirar a otra vivienda, y otros simplemente porque no hacen el mínimo esfuerzo por limpiar.

En ese mundo de inmundicia, los que más sufren son los niños que viven en el caserón, que en su inocencia, corren y juegan sin saber a los peligros que se exponen, por la cantidad de basura y mosquitos que hay en el lugar.

Con muchos años de vivir en este sitio, Bernaldo Quiróz dijo sentirse muy triste, pues el solo hecho de tener que hacer sus necesidades en un cartucho es muy denigrante para un ser humano.

Al no tener opción de mudarse a un sitio mejor, los residentes hacen un llamado a las autoridades de salud para que vayan a fumigarles la casona y de esta manera evitar una epidemia que todos lamentarían.

PARCHES
Es notoria la cantidad de años que pesan sobre estos inmuebles, por lo que no soportan un parche más.