Es una abuela muy apreciada en La Loma de Chiriquí. Hoy, Virginia Navarro cumple 103 años y recuerda aquella anécdota de cuando recolectaba café en Boquete. De regreso a casa se encontró con que el río estaba crecido. Ella se armó de valor y decidió atravesar la fuerte corriente, pero en ese intento perdió uno de sus zapatos y debido a su molestia lanzó el otro al cauce.
Ahora que recuerda esa experiencia, le parece muy chistosa. De su niñez recuerda que era muy colaboradora en el hogar, ya que con su padre le tocaba limpiar los alimentos en el río para luego prepararlos. Además, cuando ella llegaba de la escuela, tenía que pilar arroz para ayudar a su madre en los que haceres.
También relató que con el afán de ir a la escuela, lavaba rápido la ropa en la quebrada, y por lo tanto, lo hacía mal. Pero como dicen en el interior que "el perezoso trabaja dos veces", al momento en que su madre le revisaba la ropa se percataba de que estaba mal lavada, entonces tenía que regresar al río a lavarla. Lo triste de esto era que ese desorden le impedía ir a clases.
Doña Virginia es fiel creyente del Santo Rosario, hábito que aprendió desde su niñez y que con mucha fe y devoción aún lo reza. También ha inculcado esta práctica en sus nietas y otros familiares que con mucha fe y devoción, siguen ese legado de la abuela.
DE FAMILIA
Doña Virginia tuvo un hermano que llegó a cumplir 102 años.
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