La primera en felicitarla fue su nieta María Correa, a eso de las 1:00 a.m., pues es con ella con la que comparte su habitación. A su criterio, es una manera de agradecerle toda la atención que ha tenido con sus hijos y el resto de sus familiares. Es más, su nieta confesó que su abuela aún la espera a las 10:00 p.m. cuando vuelve de la universidad, ya que considera que es su misión velar por los miembros de su casa.

Virginia Navarro es católica y recuerda que su credo es una herencia familiar, pues cuando niña se levantaba a las cinco de la mañana con su hermano para ocupar los primeros puestos de la capilla.

"Me bañaba en el río y me iba a pie para la iglesia. A veces sin zapatos y con la ropa de casa. No había más. A veces los señores bien vestidos nos quitaban de las sillas", relató.

Esto no la desanimó, pues su fe es tan fuerte como un roble. Actualmente realiza al día tres rosarios y la experiencia carismática más reciente que tuvo fue frente al Santísimo. "Ese encuentro fue bonito, me alegró mucho; al despedirme del Santísimo sentí una alegría que me fortaleció y se lo conté a todo el que pude", manifestó.

La centenaria aún tiene una mente lúcida y sonriendo afirmó que se ha dado 26 caídas de consideración. "Las tengo contaditas", expresó y se sonríe.

Algo que le llena de nostalgia es recordar que su hermana llegó a 102 años y ya no estaba con ella. No obstante, eso pasó a segundo plano, pues las felicitaciones no cesaban.

Ayer, al caer el ocaso, los moradores de Las Lomas se congregaron en la capilla para la misa de acción de gracias por un cumpleaños más de Virginia Navarro, pero se pudo conocer que la fiesta concluye el domingo cuando se bautizará en ese mismo sitio a su nieto más pequeño de un año.

HEREDEROS
Doña Virginia Navarro y sus familiares se pusieron a sacar cuentas. Tiene 24 nietos y 49 bisnietos.