Esto es muy importante para Débora Vega. Una mujer decidida, sencilla, un poco tímida, pero muy optimista cuando de retos se trata.

Hace tres años montó un puesto de venta de pollos asados en el patio de su casa, en la entrada principal de Nueva Esperanza Arriba, Felipillo.

Débora pensó que de esta manera tendría una entrada económica para la subsistencia de su familia más el aporte que le da su esposo Alberto. En efecto, su objetivo se cumplió. Ambos tienen una gran responsabilidad; es decir, ofrecerle a sus dos hijos lo que ellos nunca tuvieron. Son ellos Alberto Jr. y Milans, sus más preciados tesoros.

Manifestaron que dependiendo del movimiento del día emprenden su jornada. Con frecuencia, los fines de semana son los días donde hay más ganancias.

Lo más curioso de este puesto, cuyos propietarios son oriundos de Tonosí de Los Santos, es que estos esposos comparten trabajo; Alberto se encarga de asar los pollos y Débora de la atención al cliente. Dicen que al final, el beneficio es el mismo.

Éste es quizá el secreto de esta fructífera familia, especialista en el arte culinario, donde los clientes acuden en busca del pollo asado con salsa chimichurri, es decir, una mezcla de ajo, mantequilla y culantro, la cual le da al pollo asado un sabor singular, para chuparse los dedos.