Los pulmones de Carlitos no soportaron y colapsaron, la razón fue la picadura de un alacrán. Sólo tenía seis años y a pesar de que el suero fue aplicado en el tiempo estipulado, no hubo forma de salvar a Carlos Pérez, tal vez, porque su peso era de un niño de cuatro.
El hecho se dio en su casa, la comunidad de Quebrada Amarilla, de La Mesa, de El Valle de Antón, de allí fue trasladado al Centro de Salud, luego al Hospital de Penonomé y después al Centro de Especialidades Pediátricas de la Caja de Seguro Social.
Cintia, hermanita del pequeño, muy desconsolada cuenta que estaba con su hermanito en el cuarto, salió en busca de fósforos y al regresar Carlitos gritó, por una picadura de un escorpión.
Los padres caminaron por más de 20 minutos con el infante en brazos, hasta abordar el transporte más cercano.
El causante de la muerte de Carlos, un alacrán de la especie Tityus, será llevado al Museo de Artrópodos de la Universidad de Panamá, para que sea sometido a un estudio e identificar las especies de alacranes del país y de esa manera comprobar si el suero utilizado, de origen venezolano, es efectivo.
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