Las estadísticas, aunque frías, muestran una realidad aterradora: las familias en Panamá están destruidas porque muchos hombres no se hacen responsables de sus hijos.
En consecuencia, las leyes se han diseñado para proteger a mujeres e hijos, quienes quedan desamparados cuando el hombre evade su labor.
Pero también es cierto que esas mismas leyes, y el sistema en general, a veces se convierte en un obstáculo para que los hombres demuestren su cariño.
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