Maudi Gómez, ministra extraordinaria de la comunión de la Basílica Menor Don Bosco, manifestó a DIAaDIA que acompañar a Jesús en el Santísimo Sacramento por las calles de la comunidad es de gran regocijo, pues así se reconoce que hay un Dios que nos ama.

Precisó que esta procesión no es sólo un memorial, sino que es Jesucristo que se hace presente en nuestra vida, espiritualmente, para los que no lo pueden recibir, y representa fortaleza para quienes puedan comulgar.

Este año, hubo mucha participación de los fieles en el arreglo de los altares, hasta compraron rosas para regar los pétalos al paso de la hostia consagrada, llevada en la custodia por los sacerdotes.

En Calidonia pasearon al Santísimo en un altar montado sobre un auto; en San Felipe, la procesión iba al son de una banda musical.