Así es amigos, Nicole Kidman le ganó la carrera a Tom Cruise, y sin más titubeos le dio el sí a su novio, el músico "country" Keith Urban.
Como leen, mientras Tom ha señalado infinidades de veces desde el año pasado que se casaría este mes, después que el otro, su ex Nicole no lo pensó mucho y ayer contrajo nupcias, en una ceremonia tipo cuento de hadas, en una capilla ubicada en la cima de una colina en Sydney, a la que asistieron sólo familiares cercanos y unas cuantas estrellas de Hollywood.
Les cuento que podríamos escribir páginas y páginas de esta boda, pues si hay algo que no se puede negar es que Nicole es Nicole, qué digo Katie Holmes.
Radiante y acompañada de su padre Anthony, Kidman llegó en una limusina Rolls Royce color crema, luciendo un vestido blanco de la casa diseñadora Balenciaga, un velo que le cubría el rostro y un ramo de rosas blancas. ¡Nada que pedirle a nadie! ¡Si Tom la hubiera visto! ¡Ay madre!
¡Ah!, los curiosos no faltaron, los paparazzis y reporteros mucho menos y sus fans tampoco se quedaron atrás, hasta treparon árboles para verla dar el sí.
Oigan, se me olvidaba, dicen que la pareja firmó recientemente un acuerdo prenupcial, que incluye una cláusula de escape para Kidman en caso de que Urban vuelva a consumir drogas o abuse de las bebidas alcohólicas. ¡Vieron, lo logró Nicole!
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