Las molas y las pulseras de chaquira han distinguido a nivel mundial a los indígenas kunas de nuestro país.
Razón por la que su comercialización al detal, en pequeños puestos informales, ha sido exclusiva de su gente, dándole mayor realce al negocio.
Lorenzo Cantule es un fiel ejemplo, de sus manos y de las de su familia salen las artesanías que él mismo vende en vía Benetto, cerca de los hoteles de la ciudad.
Aunque hace 10 años decidió venir a la capital en busca de un mejor futuro, empezó a trabajar en restaurantes; sin embargo, hace un año optó por vender artesanías propias de su pueblo y cultura, como una forma de independizarse.
"Mi mamá, mi esposa, mis hermanas, que suman un grupo de seis personas, hacen lo que vendemos", dijo.
Éste se ha convertido en un negocio familiar, ya que tenemos otros puestos en Kuna Yala y Bocas del Toro para enaltecer lo que tradicionalmente confeccionamos.
Este negocio por fortuna marcha bien, ya que los días de flujo vendo de 50 a 80 dólares y los mejores, unos 150 dólares.
Aunque alejado de sus dos hijos y su esposa, trabaja con ahínco todos los días para verlos el próximo mes, en vista de que por un mes se queda en su pueblo, confeccionado los artículos para abastecer los negocios. Su sobrino se queda atendiendo a sus clientes entre la gente.
Estar a la intemperie no los limita a trabajar, aunque sueña con tener un local propio en Playón Chico, una de las islas más concurridas de la comarca.
Reconoce que los turistas le dan el valor a su mercancía, porque son pocos los que piden rebajas, como los argentinos y colombianos.
BIEN VENDIDOS
Los collares de madera, coco y bambú cuestan de 1 a 5 dólares; las molas, de 3 a 35 dólares y las bolsas, unos 10 dólares.
|