Si come para evitar un fracaso. Por ejemplo, un enorme sándwich antes de un examen o una cita de trabajo, para darnos coraje.

Cuando come para evitar la ansiedad. Un nuevo trabajo, gente nueva que no conocemos, nos provoca tal ansiedad que comemos varios días antes.

Si come por venganza. Si está disgustada con su novio y nos queremos comer todo lo que está a nuestro alcance para minimizar la cólera. Primero una manzana, después un paquete de galletitas, luego uno de papas fritas.

Para eludir la intimidad y los problemas amorosos, muchas veces comemos de más para afearnos y así evitar cualquier contacto íntimo y amoroso.