Las siguientes líneas, escritas con tinta dorada, quedarán grabadas para siempre en aquel libro sagrado del béisbol, en el que sólo aparecen grandes hazañas, como la que realizó ayer el lanzador panameño, Mariano Rivera.
¡Así es, señores! Abran el libro sagrado y registren los 400 juegos salvados de Rivera con el uniforme de los Yanquis de Nueva York.
El hecho histórico, que fue conquistado por el panameño en el Yankee Stadium, sumó grandes quilates al ser las víctimas los actuales campeones de las Grandes Ligas, los Medias Blancas de Chicago, que dirige el venezolano Ozzie Guillén.
Fue el salvamento número 21 en 23 oportunidades para Rivera en la actual campaña, en la victoria ayer de los Yanquis 6 carreras por 4, en una barrida de tres partidos ante los Medias Blancas en el estadio del Bronx.
A PURO CORAZON
Se jugaba la parte baja del octavo episodio y los Medias Blancas se habían acercado a dos carreras (6-4), ante los envíos del relevista Kyle Farnsworth. Sin "out" y con dos corredores en las almohadillas, el director de los Yanquis, Joe Torre, no vaciló para traer a su cerrador de confianza, Mariano Rivera.
Con rectas de 94 millas por hora, Rivera retiró a Juan Uribe en elevado a segunda base y luego obligó a Scott Podsednik a batear para doble matanza.
Al episodio siguiente, una nube negra apareció de repente sobre la humanidad del panameño. Iguchi Tadahito lo saludó con dobletazo, mientras que Jim Thome negoció el pasaporte. En ese momento se respiraba preocupación en el Yankee Stadium; sin embargo, Rivera mantuvo la calma y salió del atolladero cuando Paul Konerko roleteó para doble matanza. Navegando en aguas tranquilas, el orgullo de Puerto Caimito se puso su capucha de verdugo para exterminar a Jermaine Dye, lo que provocó la euforia de los 54 mil 781 aficionados que asistieron al partido.
|
 |
ADEMAS EN ESTA SECCION... |
|
|
|