El martes 15 de julio, Ariel Alvarado fue recibido por el comité de competiciones de FIFA.

El comité revisó los vídeos y demás pruebas que sustentan la denuncia por agresiones y racismo presentada por FEPAFUT.

Días antes, en las oficinas de la federación panameña, se había recibido un fax en el que FIFA aclaraba que existían "serias contradicciones" entre los informes presentados por el comisario del partido, el señor Hugo Salcedo, y la denuncia presentada. Todo muy "extraño".

Y más raro aún, hasta la presentación de Alvarado, para el organismo internacional, todo había transcurrido en condiciones normales y ni siquiera tenían en su poder vídeos del encuentro.

Además, se le remitió un vídeo del partido a Ángel María Villar Llona, presidente de la Comisión de árbitros de la FIFA, con la actuación del árbitro mexicano, Marco Antonio Rodríguez.

Ahora, la denuncia panameña pasará al comité disciplinario, que se reunirá en Beijing durante los Juegos Olímpicos.

He aquí un tema que amerita especial detenimiento: la próxima etapa de la eliminatoria se juega el 20 de agosto.

Por eso, Alvarado está moviéndose rápidamente y es posible que en las próximas horas (si es que ya no lo hizo), presente algún pedido formal para que se acelere el trato del tema o haya alguna medida provisoria contra El Salvador, hasta tanto no haya una decisión respecto a la denuncia presentada en Zurich.

LA LEY
El artículo 3 del estatuto de FIFA prevé la suspensión y expulsión para quien cometa actos discriminatorios.