El menú no podía faltar, por lo que los presentes disfrutaron de un delicioso guacho santo, preparado con arroz aguachado, culantro, guineo y agua de río, que aún el gobierno no ha vendido.

También hubo chicha de "culei", el refresco de los pobres.

En esta ocasión el ingenio se hizo presente, cuando Martinocho, el mentiroso más grande de este país, prometió bajar el precio de la gasolina y aumentar los salarios.

Martinocho se suma a la lista de personajes famosos como la muerte y Don Quijote, que ya son la carta de presentación de las protestas.

Tres máquinas dispensadoras de combustible, que representaban a las grandes petroleras, se apoderaron de la Transístmica y bailaron al son de la murga.

"Este es un gobierno arrogante y mezquino, lleno de empresarios malucos, que no atienden el clamor del pueblo", dijo Damián Espino, secretario general del gremio.