"Nosotros salimos juntos de la casa. El iba a correr al Estadio Nacional Rod Carew para hacer sus ejercicios, como todos los días, y antes de abordar el bus le dije: "Maco", el bus está lleno, y me dijo no importa, yo me voy a bajar en el estadio para correr", explicó Arboleda padre con voz entrecortada y casi sollozando.

Tres minutos después, su padre abordó otro bus. En el camino se encontró con un enorme tranque y se asomó por la ventana, donde vio un gran cantidad de gente tirada en el piso.

"Me quedé nervioso y sospeché que en ese bus venia mi hijo y cuando miré nuevamente por la ventana, vi que "Maco" estaba tirado en el piso. De una vez me fui corriendo donde estaba para auxiliarlo", señaló el señor Euclides, mientras su lágrimas comenzaron a deslizarse por su mejillas, cuando comenzó a recordar el día en que nació su vástago.

Cuando Euclides llegó donde estaba tirado su hijo, de una vez le comenzó a decir: "Papá, me estoy ahogando, quiero dormir, y su progenitor le comenzó a pegar en la cara para que su hijo no se durmiera. Dos minutos después del accidente automovilístico, llegó la ambulancia para dar los primeros auxilios al púgil panameño, que hoy se encuentra fuera del tinglado tirando puñete por su propia vida.

Ayer fue intervenido quirúrgicamente para repararle el hígado, órgano que sufrió severos daños con los golpes que tuvo el peleador. Hasta anoche, "Maco" Arboleda se encontraba en estado grave, según el médico Roniel Rudas.

"Las horas que vienen serán determinantes en el estado de salud del boxeador. Hay que rogar que Dios esté con nosotros, porque ya lo que médicamente se podía hacer, se hizo", concluyó el galeno.

MENSAJE
"Solamente le pido a Dios que le dé vida y fuerza nuevamente a mi hijo Jesús Euclides "Maco" Arboleda Díaz".