En un país lejano vivía un niño llamado Víctor, él era malo; tenía un perro y cuando el perro le ladraba a otro, Víctor le pegaba por las costillas con un palo, y el pobre perro se ponía a chillar.

Petra, una estudiante de Fe y Alegría, salió de su casa bien vestida y vio a Víctor golpeando al perro, ella le dijo: no le pegues al perro, a él le duele, y un amigo de Víctor le dijo: no le prestes atención a esa niña, síguele pegando al perro.

Víctor le preguntó a la niña que quién era y mientras el amigo se iba, ellos siguieron conversando. Petra le dijo a Víctor que ella salía de clases a las seis de la tarde. Víctor esperó a Petra en la puerta del colegio; ella lo llevó a su casa, ¡que era muy bonita!

Víctor se bañó y la niña le arregló un cuarto que estaba desocupado. También le dio una ropa bien bonita que era de un primo de ella. La madre de Petra salió de compras, le brindó ropa nueva, comida, y Petra bañó al perro.

Víctor le contó a Petra y a la mamá su triste historia, que su madre estaba desaparecida y él había quedado en la calle; ellas querían ayudarlo y al día siguiente pusieron letreros que decían: "Se busca la madre de Víctor Hernández", y también lo anunciaron por radio. La mamá de Víctor apareció y él con el perro y su mamá vivieron felices para siempre... ¡y nunca más se supo que le pegara a su perro!