Hasta que la muerte los separe. A pesar de que han pasado 35 años, Francisco Carrillo todavía recuerda cuando conoció a la mujer que le robó el corazón.
Él trabajaba en la Zona Libre de Colón y ella era maestra en un colegio de la Costa Atlántica, por eso a veces se veían en el bus. Desde que la vio por primera vez le llamó la atención, al punto que hizo una bonita amistad.
Luego se hicieron novios y después de tres años de relación, tomaron la decisión de unir sus vidas en sagrado matrimonio. De eso ya han pasado 35 años, tiempo en que Francisco no se arrepiente ni un solo día de haberle dado el sí a su esposa Amarilis de Carrillo.
"Tengo una gran mujer, son muy pocas las quejas que tengo de ella", decía Francisco, mientras participaba del VII Encuentro de Matrimonios, realizado el pasado domingo en el salón Paradise Banquet Hall, ubicado en Obarrio.
Este emotivo encuentro en el que participaron unas 350 parejas de esposos, fue organizado por la Comunidad de Matrimonios Moisés y Séfora de la Parroquia Divina Misericordia, del padre David Cosca.
"Yo cocino una lasaña deliciosa, aunque no sé cocinar nada. Mi mamá me lavaba la ropa de colores separada de la blanca y esta mujer todo lo tira en la lavadora. Este tipo es más desordenado", son algunas de las cosas que se viven a diario en un matrimonio y que le recordaron los esposos Sol y Juan Pimentel, organizadores del evento, a las parejas presentes.
Según los esposos Pimentel, lo más importante en un matrimonio es que el amor siempre tenga esa chispita del gustarse para ser una pareja feliz.
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