Por un lado los periodistas, con la arrogancia que nos caracteriza a todos: prensa escrita, radio y televisión, nos creemos los impolutos. Los que nadie puede señalar, porque somos los únicos con derecho a criticar a los demás, pero cuidado que a alguien se le ocurra criticarnos porque hasta de demandas absurdas hablamos. Nos creemos los dueños de la verdad y que todas nos la sabemos y las que no, las inventamos. Y los de televisión levitan. También están las conductoras que yo denomino -como en República Dominicana- 'Mega Divas', que no son más que damas que con un buen trasero y gigantes pechos se creen las mejores del mundo y se hacen fama a costa de su físico porque su "gran" intelecto no se compara con el tamaño de sus pechos de goma. Y por último, están los conductores y presentadores 'Divos' a los cuales sus pantallas, en ausencia de buen talento, le han regalado un espacio, creando imagen de imprescindibles, de ser los mejores y así ellos actúan...lo peor es que se lo creen.

Pero dentro de todo ese mundo de egocentristas, también hay gente que ha demostrado estar por encima del ego, la intolerancia y han tomado las críticas como fortalezas. Hay gente a la que literalmente he destrozado sus proyectos televisivos con mi opinión y han sido respetuosos al escribir o enviarme mensajes con conocidos planteando su posición.

Yo he recibido oprobios de productores-presentadores caraduras que no tienen moral para hacerlo, porque su producto en pantalla es un asco y un insulto a la audiencia. He recibido indirectas y directas en pantalla de periodistas-presentadores que son buenos para regañar y criticar a las autoridades, pero no para aceptar críticas porque, como dice un colega amigo periodista, se han mareado en el ladrillo y su arrogancia los supera.

Podría mencionar aquí quiénes son aquellos que escriben con insultos e, inclusive, responderle por este mismo medio, pero no es el fin de esta columna. Yo aspiro, con mi humilde opinión, a levantar el nivel en el que ha caído la televisión. Aspiro a que mi audiencia reaccione y comprenda que lo que sale en pantalla, necesariamente, no es lo mejor y lo que está bien, puede mejorar; siempre aclarándole que no soy dueño de la verdad, pero sustentando profesionalmente mis planteamientos.

Desde que se creó esta columna sabía que iba despertar todo tipo de pasiones, porque la gente que sale en televisión creía que tenían inmunidad y que sólo se podía escribir de ellos para aplaudirles lo mal que lo hacen y no hacerle una crítica, buena o mala, profesionalmente sustentada de su trabajo en pantalla.

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