En consecuencia, cada día se va erosionando el suelo y al mismo tiempo, el asfalto se va resquebrajando, por lo que la calle está cada día peor.

Pero esto no es todo. Cuando llueve, el hueco se convierte en un lago que se desborda hacia las viviendas y los afectados temen que se vaya haciendo más grande y en el futuro pueda causarles inundaciones.

El señor Gilberto, residente en el lugar, asegura que el problema es un arma de doble filo, ya que los transeúntes no tienen por dónde caminar de manera segura, porque tampoco hay aceras, lo que obliga a ir por el centro de la calle. En la otra orilla hay varios talleres de mecánica y los carros de los clientes estorban el paso.

Otra de las afectadas manifestó que por esta calle pasan camiones pesados que transportan mercancía a una distribuidora del lugar, por lo que piensa que eso puede dañar más la calle. Piden al Ministerio de Obras Públicas (MOP) que se dé una vuelta por el lugar y repare la carretera antes de que se ponga intransitable para lo autos, los transeúntes y ocurra una desgracia.