Sintió el llamado de Dios. Desde que era un niño, Abdiel Flores, de 31 años, albergó en su corazón el llamado a servir a Dios. Pero por cosas de la vida no fue hasta este año que ingresó al Seminario Mayor San José.
Ingeniero topográfico y con un trabajo estable, este oriundo de la tierra del bollo y del chicheme (La Chorrera), abandonó todo para cumplir con ese llamado divino.
Él es consciente de que el camino que escogió no es nada fácil, pero le consuela saber que trabajará por los más necesitados, especialmente los de espíritu.
Ayer, en la clausura de la V Feria Familiar del Seminario Mayor San José, el arzobispo metropolitano, monseñor José Domingo Ulloa, agradeció a todos los presentes el apoyo que tanta falta le hace al Seminario y a los jóvenes que allí estudian. Los fondos recaudados serán utilizados para los gastos de los 52 seminaristas.
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