"El problema no es la pobreza, si no el empobrecimiento". Héctor Endara
Desde hace mucho, pero mucho tiempo, el dinero ha sido asociado al pecado y a la perdición de los humanos y de lo humano. Ya se ha dicho: "Poderoso caballero, es don dinero..."; pero, ¿Qué poder tienen diez millones de dólares en medio del desierto, a 45º C, y sin ninguna sombra a la vista? Definitivamente, el nicho ecológico del dinero es un centro comercial y no un desolado paraje donde no hay nada que comprar.
El dinero representa la certificación de que alguien ha aportado alguna actividad o producto a la sociedad y que por ello, se le ha extendido un documento que así lo reconoce frente a todos sus miembros. En nuestro medio, generalmente al hablar de dichos certificados nos referimos a unos de color verde y con dibujos representativos de altas personalidades de la historia Usamericana. Lo malo es que hay cada aporte, desde ocho horas diarias de trabajo honesto, hasta ochocientas toneladas de pasta de cocaína.
Dicen que una vez le propusieron a un presidente estadounidense que dispusiese movilizar tropas de la armada en el combate directo contra el narcotráfico; alguien muy sabio, parece ser, le aconsejó lo contrario y se fundamentó en el argumento de que ningún soldado soportaría un disparo al pecho de un millón de dólares. ¿Será que siempre, como los monos, bailaremos por la plata?
¿Qué vida es aquella donde por ganar dinero se sumerge en la pobreza a otro ser humano? Para mi entender, es un estilo de vida muy difundido. Cada dólar en el bolsillo del banquero que le lava el dinero al narcotraficante en apogeo, es un dólar menos en los programas de educación y alimentación infantil. ¿Estaré equivocado? ¿Será que ese dólar en el bolsillo de ese banquero, sí va a llenar de comida los platos de los niños? ¿Será que es suficiente una teletón al año para olvidarnos de la pobreza?
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