Ese es el diario vivir de Melvis Bonilla, el menor de cuatro hermanos varones.

Eneida Martínez es su madre y cuenta que Melvis no camina, pues nació antes de tiempo, es decir, fue un bebé prematuro. Pero no fue hasta que cumplió un año que los médicos le dijeron que su hijo no caminaría, no iba hablar, ni ver, ni escuchar. Eso la desanimó mucho, pues pensó que no lo iba a poder cuidar en casa.

Sin embargo, su instinto de madre la llenó de valor y luchó para que Melvis lograra lo impredecible.

DIAaDIA visitó la casa de este niño en la comunidad Lagartera Grande, en La Chorrera. Un cuarto hecho de zinc y madera le sirven de techo. Allí una lámpara de querosene alumbran su habitación, no hay piso ni agua potable. Melvis se arrastra y trata de jugar en esas condiciones con sus hermanos. Un televisor de pantalla blanco y negro, que funciona con una batería de auto, sacian su fanatismo al béisbol. A veces llora cuando no lo complacen.

"Como él no camina, me da mucho trabajo para atenderlo, por eso Melvis necesita una silla de ruedas. Últimamente me he salí’o con otro embarazo y se me hace difícil atenderlo con esta barriga".

Para la satisfacción de la señora Eneida, Melvis habla, come solo, escucha y distingue a las personas que lo visitan.

ATENCION MEDICA
Sólo es beneficiado con las giras médicas de Salud que visitan la comunidad, pues su madre dice que ir a Colón le es difícil y a La Chorrera ni lo piensa, pues "me cuesta un ojo de la cara", enfatizó. Al menos en las giras de Salud le informaron que tiene una buena hemoglobina.

Muchas personas le han prometido ayuda a Melvis, pero todas esas conversaciones quedan en promesas.

RECUERDOS
Melvis nació en Colón y pesó 4.8 libras. Los doctores no le informaron, en ese momento, a la madre sobre su discapacidad .