"Así no era como tenía que morir". Aferrada al marco de la puerta de su casa, Eufemia Flores, de 66 años, lloraba a su nieta Clarisa Maribel Urriola, de 17, quien murió ayer a manos de policías en Pedregal.
Doña Eufemia dijo que los agentes que mataron a su nieta cometieron un error muy grande.
Las lágrimas recorrían el rostro de la abuela, que mostró su enojo al manifestar que "los policías hacen los que les da la gana y abusan del poder que les da el uniforme".
Dijo que su nieta, el pasado 11 de septiembre, acababa de cumplir 17 años y que al momento de perder la vida de forma tan violenta tenía seis meses de embarazo.
Aclararon que sus familiares fueron al negocio a retirar unas prendas que tenían empeñadas cuando se dio el incidente.
Lo que más les duele a esta humilde familia es que Clarisa era hija única, razón por la que estaban muy contentos con el hijo que llevaba en su vientre.
Ante esta dolorosa pérdida, lo único que desean es que este confuso incidente se aclare para que los responsables paguen por lo que hicieron.
Eufemia le pide a Dios que le dé fortaleza para superar la muerte de su nieta, a la que van a extrañar y recordar con mucho cariño.
INVESTIGACION
Los familiares dijeron que en el auto del esposo de Clarisa no era robado, tampoco tenía armas.
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