Para muchos jóvenes, aprender a volar cuanto antes y salir del nido paterno y materno, es el sueño dorado. Poder disfrutar de lo que consideran la plena libertad, sin tener que dar explicaciones por todo lo que hacen o dejan de hacer, es una tentación demasiado atractiva para dejarla pasar y llegan a pensar en esta posibilidad muy seriamente.
QUIERE LIBERTAD
Si el problema es que quiere salir donde le apetezca, llegar más tarde a casa, no comer ese plato que sabe le horroriza y no tener ningún tipo de ataduras u obligaciones, tranquilo, puede controlar la situación sin ningún problema. Únicamente, tiene que hacerle comprender que vivir por su cuenta significa tener más obligaciones de las que se imagina.
AFRONTAR LA SITUACION
Si realmente quiere tratar el tema con seriedad para llegar a un acuerdo:
Nunca le quite importancia a su decisión diciéndole que es demasiado joven para tener claro lo que quiere o que no sabe lo que está diciendo. Esto sólo empeorará las cosas y sus ganas de marcharse serán mayores. Hable con su hijoa de la misma manera que lo haría con un adulto, respetando sus argumentos, pero haciéndole ver que esta no es la decisión más acertada, porque implica asumir muchas responsabilidades para las que no está preparadoa. Hágale ver que llevar a cabo sus planes implica dejar los estudios y buscar un trabajo para afrontar los gastos, significa renunciar a una educación y a una formación que le abra las puertas del futuro y le permita ascender profesionalmente. Plantéele que no es nada fácil encontrar un trabajo ni un lugar para vivir. Pocos son los propietarios que venden o alquilan una vivienda a jóvenes que no puedan garantizar una estabilidad económica.
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