Como si la naturaleza también hubiese estado triste. Bajo un aguacero fue llevada Olga González, de 14 años, a su casa. Vestida de blanco y en un ataúd del mismo color, fue recibida entre llantos y gritos de desesperación.
¡Esa no era mi Olguita a la que mataron, era otra niña! ¡No me la ayudaron, no puedo creer que no oyeron a mi hija gritar!, sollozaba Vielka de González, madre de la menor. Mientras que Clemente, el padre, pidió justicia: "Aquí en Panamá la gente mata y después se declaran locos y los dejan en la calle", dijo esperando que eso no suceda en este caso.
A Olga la asesinaron el domingo en su residencia ubicada en el Cucuy de Cerro Batea.
HOMICIDA CONFESO
Irving Alberto Phillips Stanziola, de 25 años, se declaró confeso del crimen. El aduce que ese día estaba bajo los efectos de droga y que le había dado B/.1.00 a un sujeto para que le comprara "un pase", pero como no se lo traían, subió a buscarlo; allá unos desconocidos lo golpearon, y cuando salió huyendo, se metió a casa de los González. Fue entonces cuando al verlo Olga, lo hirió con un cuchillo y él la desarmó y la mató de 8 puñaladas.
La detención se dio a las 4:50 a.m. de ayer, luego de que la madre de Irving Alberto Phillips, en conjunto con la hermana, coordinaron con la Policía Nacional para entregar voluntariamente al acusado.
La aprehensión se hizo en el apartamento de la hermana de Phillips, en Perejil.
Éste purgó condena en la cárcel La Joya por robar a un turista, su pena fue desde el año 2001 al 2004.
LAMENTOS
"Discúlpanos porque nunca te pudimos oír", decían vecinos de Olga.
|