En Panamá y otros países latinoamericanos, la población rural alcanza los mayores índices de pobreza y pobreza extrema. Según estudios realizados, la mujer rural panameña es valorizada por su papel protagónico como "jefas de hogar", ejerciendo los papeles de madre y sustentadora del hogar; es decir, el 18.2% de los hogares pobres. Se ha confirmado que una mayor educación en las mujeres minimiza el riesgo de niños desnutridos en el hogar, y en esa lucha está el Patronato de Nutrición con las granjas autosostenibles.