Comentó que tenía muchas dudas, pero un amigo le dijo que se atreviera.

Dijo que pasó como un año para aprender, no se sentía seguro, pensaba que era mucho papeleo y demasiado rodeo, pero perseveró.

Humberto reveló que el detalle que más lo inspiró a ser productivo fue que su madre siempre lo acompañó; no obstante, antes de aceptar el reto, exclamó a viva voz "no sé si pueda, pero quiero intentarlo".

Han pasado seis meses y Humberto considera que se adaptó al sistema, a tal punto que ya es casi un experto en las funciones que desempeña. Allí supervisa la calidad de empaque de jabones, desinfectantes, papeles, cafés, que no pasen rotos ni golpeados.