¿OBSESION FATAL?
Si uno de nosotros o alguien de nuestra familia padece o padeció de sobrepeso u obesidad, aún con más razón nos preocupamos porque nuestro hijo o hija no tenga el mismo padecer. Si ya lo padece, entonces la preocupación es mayor, y como consecuencia las dietas y las visitas a los nutricionistas, empiezan el peregrinaje en el camino de nuestro pequeño hijo, convirtiéndose esto en una batalla por "controlar el peso y la figura de nuestro retoño". Todo esto se hace para evitar que pertenezca al grupo de personas que llevan, en sus abdómenes, el desagradable estigma social de ser feo, desagradable o enfermo por ser gordo (a).

ARMA DE DOBLE FILO
Sin darse cuenta los padres, por su preocupación de que sus hijos se vean bien, empiezan a enviarles mensajes negativos sobre su cuerpo y su figura, que luego el niño(a) puede interpretar como un rechazo a su propia imagen y, aún peor, a su propia persona. Esto trae graves consecuencias en el desarrollo de su autoestima, la seguridad en sí mismo y la propia aceptación, ya que el niño crece creyendo que la única forma de ser aceptado y querido, es llenando el requisito de "delgadez" que le imponen los padres y la misma sociedad.

PRESTE ATENCION
¿Cuáles son los típicos mensajes que se le pueden decir a un niño acerca de su peso y figura, y que se deben evitar a toda costa?

• Qué gordo(a) estás.

• Estás muy gordo(a), deja de comer.

• Si eres flaco(o), te vas a ver mejor.

• Qué feo(a) te ves con esa panza, tienes que bajar de peso.

• Esa ropa se te ve horrible, porque estás gordo (a).

• Te doy un premio si bajas "X" cantidad de libras.

• No puedes salir, porque vas a romper la dieta.

• Si sigues gordo(a), nadie te va a querer.

• La gente gorda no puede conseguir novio(a).

• Nunca más puedes comer dulces, porque te engordas.