Pero, como la naturaleza es sabia y no podía permitir que los menores faltaran para nutrirse de las enseñanzas del Hapkido, paró las gotas de agua que caían del cielo y ordenó al sol esparcir sus rayos para calentar el ambiente.

Eran las 10:30 de la mañana cuando uno a uno iban entrando los estudiantes, y se ubicaban muy ordenadamente en las graderías del gimnasio. La actividad comenzó con una pequeña charla de introducción, en la que se les advirtió sobre el peligro del consumo de drogas, licor, y por supuesto, que se alejen de las pandillas.

El plato fuerte no se hizo esperar y apareció en escena el maestro Ramón Navarro 4º, Dan Cinta Negra, en representación de la Academia de Hapkido, atendiendo a la iniciativa de DIAaDIA de educar a la gran población estudiantil de Panamá, en lo que respecta a los diferentes deportes.

"Lo primero que les quiero decir es que el Hapkido no debe ser usado para hacer el mal. Esto es para la defensa personal. Entendieron...", manifestó el Maestro Navarro, a lo que al unísono respondieron con un fuerte síiiiiiiii.

"Tengo 54 años de juventud, porque no me considero un viejo. Eso se debe gracias a no estar en un estado sedentario, ya que mantengo mi cuerpo en movimiento haciendo ejercicios", les explicó.

Fue una charla de introducción que se extendió poco más de 20 minutos. Pasada la parte teórica, el maestro Navarro invitó a los pequeños a que fueran al centro del gimnasio para enseñarles algunos trucos del Hapkido.

Con la ayuda de varios maestros, el 4º Dan comenzó a ordenar, desde los más chicos hasta los más grandes, en ocho filas para comenzar la rutina de ejercicios.

Un precalentamiento que comenzó con la parada de atención, seguidamente del saludo y posteriormente, a la posición de listo, y así arrancó la amena clínica del Hapkido.

Durante los calentamientos, los pequeños estuvieron muy atentos de cada palabra que les decía su instructor. No sólo se limitaron a escuchar, pues también eran parte de los ejercicios y al igual que el maestro comenzaron a sudar.

Gritos de ¡hia! ¡hia! con cada movimiento se oían en todo el gimnasio, como si se tratara de algún torneo, donde el centenar de estudiantes, entre risas y un poquito de relajo, no paraban de seguir las instrucciones.

Aunque fueron dos horas que duró la clínica, el objetivo se cumplió, pues era dar a conocer lo que esta discplina y de paso sembrar en cada niño el interés por saber más sobre las artes marciales.

ESTO SIGUE
La próxima semana DIAaDIA llevará una instructiva charla deportiva a otro colegio de Panamá.