Muchos lo llaman estrella, otros vocación y algunos más, leyenda personal. Para el pequeño de cinco años, Ricardo Santoya, su vocación ya está definida, pues él sabe lo que quiere ser en la vida algún día: "un gran policía".
Riquín, como le dicen todos con cariño, comenzó a descubrir ese amor por la instrucción policial camino al parvulario al que asiste en el corregimiento de San Felipe.
Él le pedía a su madre, Suhail de Santoya, que trabaja como secretaria en la Presidencia, que lo llevara antes de entrar a clases a saludar la bandera, que es izada con clarines y tambores a las 7:00 a.m., por la Guardia de Honor.
Esa semilla germinó con más fuerza cuando se acercaban las festividades del Día del Padre y su maestra lo asignó para un acto en el que debían representar las bondades de alguna profesión. La docente determinó que el infante fuera diputado, a lo que éste le respondió respetuosamente que no quería, porque su anhelo era ser Comisionado del S.P.I.
Su decisión cayó en gracia ante los ojos del comisionado Ezequiel Carrizo, quien le mandó a confeccionar el vestido, no sin antes explicarle al niño cuáles eran los requisitos para llegar a ostentar tan importante rango: ser muy buen estudiante, prestar atención y hacerle caso a su papá y a su mamá.
Las fiestas de noviembre llegaron con regalos adicionales, las lluvias y resfriado. Pero ni el cuadro respiratorio que presentaba impidió que desfilara el 3 de noviembre, y desde tempranas horas se atavió con su uniforme y saludó con mucha obediencia a la enseña tricolor y al Presidente de la república.
Al preguntarle las razones por las que le brinda primero que a nadie sus salutaciones a la Bandera, Riquín respondió sin vacilar, abriendo sus grandes y morenos ojos: "La bandera se quiere y se respeta, como yo quiero y respeto a mi mamá y a mi papá".
DESEOS
Riquín cumple 6 años el 12 de diciembre y quiere que se lo celebren vestido de Policía y que le regalen una moto, una mesa de billar y una computadora para estudiar. |