En las tiendas de animales, los perros, gatos, pericos, peces y hamster ya no son las mascotas más buscadas. Lo que pasa es que hay personas que les gusta lo exótico y prefieren tener como mascota una serpiente, aunque no son todos los que tienen estos gustos extravagantes.
De estos reptiles hay gran variedad y no todos son venenosos. Una de las serpientes más comunes para utilizarlas de mascotas son las boas constrictoras, esto por su carácter dócil, la facilidad para alimentarla y la poca necesidad que tiene de atención.
Quien escoja una serpiente como mascota debe tener presente que son animales salvajes, y como tales, pueden tener instintos agresivos, por lo que no son recomendados para personas inexpertas ni para niños.
Estos reptiles deben ser alimentados una vez por semana y, dependiendo de su edad, se tendrá presente la cantidad de ratones, pollitos y conejos que forman parte esencial de su alimentación.
No solo eso, una serpiente mediana puede llegar a comerse 10 ratones pequeños y para tenerlas en el hogar deben estar encerradas en una pecera o un lugar espacioso, que debe estar acondicionado tanto en ambiente como luz.
Un dato muy importante es que las serpientes mudan su piel y durante este proceso no pueden ser alimentadas; se le debe poner una vasija con agua para facilitar y ayudar a que la piel se caiga más rápido. Cuando inicia la muda de piel es muy fácil distinguirlos porque sus ojos y piel se opacan, no se deben manipular porque se ponen agresivas.
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