Marcada por un "diablo rojo". Ésta es la historia de la señora Prescella Peterson, de 74 años, quien nunca pensó que al bajarse de un bus, su vida cambiaría.
Sentada en su cama, justo al lado de su silla de ruedas, recuerda el trágico 17 de marzo de 2005, cuando el conductor del colectivo de la ruta Pacora-Vía España, donde viajaba, no esperó que ella se bajara y arrancó.
Momentos después, éste pasó por su pierna, la misma que le amputaron el 4 de abril del mismo año.
El sonido de la sirena de la ambulancia todavía está fresco en su mente, pasó dos meses graves en el Hospital Santo Tomás, donde le realizaron 41 transfusiones.
"Los buseros son irresponsables y malvados. El conductor no tuvo la delicadeza de preguntar por mi salud", dijo.
SUSTENTO
Con el apoyo de su hija Dayra, ha podido sobrepasar esta pena. Nadie la ha ayudado con los gastos médicos. Cada vez que va a una cita, sólo en taxi paga B/. 20.00 ida y vuelta, desde Ciudad Bolívar hasta el Hospital Santo Tomás.
"Nunca demandamos, porque no hay plata, tengo que preocuparme por mis gastos y medicamentos", destacó.
AYUDA
Esta señora necesita pañales desechables y ayuda para sufragar algunos gastos.
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