¡La noticia corrió como si fuera el eco de su propio estruendo! Después de escuchar el estrepitoso choque en lo alto del cerro, Margarito Sánchez, morador del área, no creía lo que sus ojos veían. Corrió junto a sus vecinos, quienes dejaron sus habituales faenas para socorrer a los tripulantes de la avioneta.
A su regreso del montañoso lugar, cansado y aún con la notable impresión en su rostro, destacó que jamás había visto algo igual. Luego de una hora de camino por las improvisadas trochas y tratando de pelear con el fuerte viento para tratar de subir el empinado cerro, logró llegar, y tratando de no derramar una lágrima explicó que comenzó a buscar entre los cuerpos que se encontraban esparcidos por todas partes, alguien que mostrara señales de vida; mientras los celulares de los occisos sonaban insistentemente, pero que él nunca se atrevió a agarrar. Además de documentos personales y ropa de las víctimas, Margarito contó que vio la muerte frente a frente. Pacientemente, esperaba que llegaran los demás vecinos y las autoridades, que algunos compañeros llamaron inmediatamente sucedió el incidente.
Para los lugareños del pintoresco poblado de La Laguna, una tragedia similar jamás había ocurrido, por lo que aseguran que en sus mentes ésta nunca se borrará.
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