Acompañados de sus padres y en una fecha especial para sus madres, tías y abuelas, cada uno de estos ingresó al templo vestidos las niñas de traje blanco con encajes y los varones con su pantalón negro, camisa blanca y gatito en el cuello.

Jorge Espinosa, sacerdote de la Catedral de Colón, exhortó a los pequeños a compartir su vida con Cristo Jesús, seguir su ejemplo, amar al prójimo y respetar a sus padres.

Desde tempranas horas, las calles de la ciudad estaban llenas de niños y niñas que acudían a su parroquia para estar a la hora citada e iniciar la ceremonia religiosa y por primera vez recibir el Cuerpo de Cristo simbolizado en la hostia. La Eucaristía es el centro de la vida cristiana, el sacramento de sacramentos.