Los miembros de cierta tribu del África occidental cuentan la leyenda de la doncella celestial. Sucedió una vez que la gente de la tribu notó que sus vacas producían menos leche que antes y no se explicaban el motivo. Un joven se ofreció a velar y ver qué estaba pasando. Después de varias horas vio algo extraordinario. Una joven de notable belleza bajaba montada en un rayo de luna, trayendo un gran cubo. Ordeñó las vacas y volvió al cielo. ¡El hombre no podía creerlo! A la noche siguiente, puso una trampa. Cuando vino la doncella la atrapó. "¿Quién eres?" -le preguntó-. Ella le explicó que era una doncella celestial y no tenían con qué alimentarse, por eso se llevaba la leche. Para soltarla le pidió que se casaran. Ella le dijo: "Déjarme ir a mi casa por tres días a prepararme. Después volveré y seré tu esposa". Ella regresó con una caja grande y le dijo al joven que debía prometerle que nunca miraría dentro de la caja. Durante varias semanas, fueron muy felices. Hasta que él, dominado por la curiosidad, abrió la caja. Cuando la mujer regresó de un paseo vio que su marido la miraba y le preguntó: "¿Por qué?". El le respondió: "¿qué hay de terrible en que mire el interior de una caja vacía?".
No lo está, dijo la doncella; está llena de cielo. Contiene la luz y el aire y los olores de mi casa en el cielo. Cuando volví allá por última vez, llené la caja con todo lo que había de lo más precioso, para recordar siempre de dónde provengo. ¿Cómo puedo ser tu esposa si lo que para mí es más precioso, para ti no es nada?".
|