Un pueblo con temor. Unas estacas de madera con manchas rojas y cinta amarilla alertaron a la población de que un cambio se daría en el pueblo.
Hombres con cascos marcaban y medían la calle, lo que despertó la curiosidad de muchos, y al preguntar se encontraron con la novedad de que una ampliación a cuatro carriles de la Avenida Nacional se daría, lo que enseguida creó temor, ya que puestos de artesanías y locales de venta de pan, pero no cualquier pan, sino el pan de La Arena de Chitré, se verían afectados, puesto que las estacas y mediciones quedaban dentro de estas casas de quincha y locales de este pueblo, cuya identidad va íntimamente ligada con estas edificaciones, que estarían en peligro de desaparecer.
DIAaDIA llegó hasta este lugar en donde el trabajo es el primer oficio, un humilde pueblo que no se opone al desarrollo, pero que teme perder sus tradiciones.
La señora Delicia Santana de Poveda, mejor conocida en el pueblo de La Arena de Chitré como "Doña Chichita", es la dueña de un local de artesanías que lleva su apodo, y que está al pie de la carretera Nacional, específicamente en el sector de La Arena, y también es propietaria del local de pan que está justo al lado del de artesanías. Ella lleva 32 años dedicándose a esta función, y como artesana y vendedora de este pueblo que la vio nacer, se siente preocupada. Para ella sus artesanías lo son todo, pues con este oficio logró sacar adelante a sus hijos y darles educación. La actual casa de quincha en donde hoy vende artesanías, fue la que le sirvió también de aula. Y es que la casa, con más de 80 años de construida, para ella es un patrimonio histórico, "un tesoro que hay que conservar".
No obstante, otra de las preocupaciones de la señora Chichita es que de ir a cuatro carriles la carretera, se reducen locales y "nadie nos compraría", ya que "a cuatro carriles los carros irían más rápido y nadie se detendría a comprar", denunció la señora, quien dice que la mejor época del negocio es en temporadas de fiestas como Carnavales, festivales y patronales, porque mucha gente viaja desde la capital hasta estas regiones.
Un legado familiar, un pan de Dios
¿Y a quién no le da curiosidad saber la historia del pan de La Arena? Pues la señora Ángela Santana de Rodríguez, de la panadería "Jairo Isaac", una de las primeras al llegar al pueblo, es punto clave de la historia de este pan. Explica que fue la pobreza la que llevó a su madre, la señora Eudocia Ávila, a hacer pan, pero ella quería crear una receta diferente. "Mi madre un día se acostó a dormir y le pidió a Dios que la iluminara para hacer un pan diferente", dijo la señora, y fue así como al día siguiente se levantó y elaboró una receta que había soñado. De esta manera, nace la tan famosa panadería "La Arena". El recordar que ayudó a su madre a vender pan en la calle, le hace revivir el esfuerzo y todo lo que le costó levantar esta panadería, la cual está en el centro del pueblo. Más tarde, nació "Jairo Isaac" "Chimbilico", que es un local de venta de dulces y comidas.
Y al llegar a la panadería La Arena, el movimiento de personas comprando cada cinco minutos lo dijo todo. Adelina Castillo, con 11 años de trabajar en este lugar, reveló que para los días normales alrededor de mil rosquitas se venden al día, mientras que para los días de fiesta más de cinco mil.
Más allá de los que vemos
Detrás de todos esos potes, cazuelas de barro y jarrones, hay más de mil manos trabajadoras. Son los artesanos que detrás de estos locales dedican horas a la pintura, tornería y confección de artesanías. Junto al profesor de historia, Chicho Villarreal, DIAaDIA pudo apreciar en las calles de La Arena, la gente que dedica tiempo a esto. Y es que según el profesor, esta es la historia, la identidad, la esencia de este "pueblo de barro" donde miles de años de atrás, sus primeros pobladores hacían las cazuelas y ollas para intercambiarlas por comida y poder sobrevivir. Fue la artesana Diana Julia Chiari la primera en hacer un pote y se convirtió en la maestra, que un día soñó con que La Arena sería un centro de artesanías, que serían llevadas en carros grandes hacia la capital, "y así ha sido", dijo el profesor.
Apoyan el desarrollo
Juan Miguel García, presidente de la Sociedad de Artesanos de Herrera, manifestó que no se oponen al desarrollo y que están de acuerdo con la ampliación "porque se necesita", pero que no quieren afectaciones. Luego de enterados del cambio, el dirigente artesanal dijo que se reunieron y que al darse cuenta de que se verían afectados, y quedar como "pueblo fantasma" enviaron notas a las autoridades.
García explicó que lograron sostener más de una reunión con autoridades del Ministerio de Obras Públicas (MOP) y representantes del área, y quedaron en que se cambiaría. Agregó que confía en lo que se dijo en la reunión que se hizo el pasado 2 de diciembre en que la empresa Bennito Roggio (encargada de la construcción), en que esta parte de la obra se modificaría. Los trabajos se inician en el mes de febrero y hasta el momento, según García, no han vuelto a acordar una reunión para conocer los cambios.
Por la escuela también hay temor
La que también está dentro de este paquete es la Escuela John F. Kennedy, que también queda al pie de la carretera. Su directora, Gladys Ruiz de Batista, dijo que temen por los 1, 164 niños que "quedan al riesgo frente a una carretera de cuatro carriles.
|