Cuando se tiene hambre y se está en la calle, ¿quién no satisface su estómago con un chorizo o una carne en palito? Son esos los momentos en los que se da gracias a estos cocineros que están precisamente en el lugar donde se necesitan.
Rosalba Baloy es una de ellas. Tiene 51 años de edad y una interminable energía para trabajar. Hace ocho años vende comida en la entrada de Los Andes #1 y nace desde el momento en que se quedó sin empleo y ninguna empresa la quería volver a contratar por su edad.
Baloy es de familia humilde y logró terminar su sexto año trabajando en una casa de familia, porque sus padres no tenían dinero.
Sus seis hijos y su buena sazón fueron el empuje para que Rosalba empezara el negocio.
DURO INICIO
Relató que en sus primeros días de venta lloraba porque recogía poco dinero. Casi ni le alcanzaba para pagar la escuela de sus hijos, por lo que decidió cocinar para las fiestas.
Hubo días en los que sólo recogía la inversión y nada de ganancia, pero nunca dejó de levantarse temprano para ganarse la clientela que hoy día no se resiste a unos de sus platos de comida.
UN AMPLIO MENU
Ella vende yuca con carne asada, bollo con pollo, chorizo, carne en palito y hasta "sao". Baloy reveló que su secreto para el "sao" es lavarlo bien y cocinarlo con ajo.
Buen consejo
Rosalba es muy carismática y siempre aconseja a sus clientes a que sigan adelante, ya que haciendo las cosas honradamente se logra el éxito.
SUEÑO
Ella desea colocar un kiosco de comida al frente del Hospital San Miguel Arcángel.
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